Estudiantes
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Estudiantes

Foro Dedicado a los Estudiantes de la UADER.
 
ÍndicePortalBuscarÚltimas imágenesRegistrarseConectarse

 

 EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse

Ir abajo 

¿Qué tal está?
0-3
EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Vote_lcap0%EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Vote_rcap
 0% [ 0 ]
4-6
EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Vote_lcap0%EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Vote_rcap
 0% [ 0 ]
6-9
EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Vote_lcap0%EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Vote_rcap
 0% [ 0 ]
10
EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Vote_lcap100%EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Vote_rcap
 100% [ 1 ]
Votos Totales : 1
 

AutorMensaje
Fenrihr
Administrador
Fenrihr


Masculino
Cantidad de envíos : 17
Edad : 36
Facultad : Ciencia y Tecnología
Carrera : Lic. en Sist. Informáticos
Fecha de inscripción : 27/05/2007

EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Empty
MensajeTema: EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse   EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse Icon_minitimeSáb Jun 02, 2007 4:24 pm

Este es un texto que encontré en Internet (buscando otra cosa claro, siempre me ocurre esto Smile ). Espero les guste

Citación :
“A costa de la intensidad alcanza seguridad y conservación; en vez de posesión de Dios, no cosecha sino tranquilidad de conciencia; en lugar de placer, bienestar; en vez de libertad, comodidad; en vez de fuego abrasador, una temperatura agradable. El burgués es por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley, la responsabilidad por el sistema de votación”.
********

Lo “burgués”, como un estado siempre latente dentro de lo humano, no es otra cosa que el ensayo de una compensación, que el afán de un término medio de avenencia entre los numerosos extremos y dilemas contrapuestos de la conducta humana.

Si tomamos como ejemplo cualquiera de estos dilemas de contraposición, a saber, el de un santo y un libertino, se comprenderá al punto nuestra alegoría. El hombre tiene la facultad de entregarse por entero a lo espiritual, al intento de aproximación a lo divino, al ideal de los santos. Tiene también, por el contrario, la facultad de entregarse por completo a la vida del instinto, a los apetitos sensuales y de dirigir todo su afán a la obtención de placeres momentáneos.

EL EGOÍSMO TIBIO DEL BURGUÉS

Ahora bien, el burgués trata de vivir en un término medio confortable entre ambas sendas. Nunca se sacrificará o entregará ni a la embriaguez ni al ascetismo, nunca será mártir ni consentirá en su aniquilación. En resumen, trata de colocarse en el centro, entre los extremos, en una zona templada y agradable, sin violentas tempestades ni tormentas, y esto lo consigue, desde luego, aun a costa de aquella intensidad de vida y de sensaciones que proporciona una existencia enfocada hacia lo incondicional y extremo. Intensivamente no se puede vivir más que a costa del yo. Pero el burgués no estima nada tanto como al “yo” (claro que un “yo” desarrollado sólo rudimentariamente).

A costa de la intensidad alcanza seguridad y conservación; en vez de posesión de Dios, no cosecha sino tranquilidad de conciencia; en lugar de placer, bienestar; en vez de libertad, comodidad; en vez de fuego abrasador, una temperatura agradable.

El burgués es por naturaleza una criatura de débil impulso vital, miedoso, temiendo la entrega de sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen de mayorías, la fuerza por la ley, la responsabilidad por el sistema de votación. Es evidente que este ser débil y asustadizo, aun existiendo en cantidad tan considerable, no puede sostenerse, ya que por razón de sus cualidades no podría representar en el mundo otro papel que el de rebaño de corderos entre lobos errantes.

INTELECTUALES Y ARTISTAS ABURGUESADOS


La inmensa mayoría de los intelectuales, la mayor parte de los artistas pertenecen a este tipo. Únicamente los más vigorosos de ellos traspasan la atmósfera de la tierra burguesa y llegan al cosmos; todos los demás se resignan o transigen, desprecian la burguesía y pertenecen a ella sin embargo, la robustecen y la glorifican, al tener que acabar por afirmarla para poder seguir viviendo.

Lo que los hombres, la mayor parte de las veces, entienden bajo el concepto “hombre”, es siempre no más que un transitorio convencionalismo burgués. Ciertos instintos muy rudos son rechazados y prohibidos por este convencionalismo; se pide un poco de conciencia, de civismo y de desbestialización; una pequeña porción de espíritu no sólo se permite, sino que es necesaria.

Por esto permite y tolera el burgués eso que llama “personalidad”; pero al mismo tiempo entrega la personalidad al dios “Estado” y enzarza continuamente al Espíritu contra la Naturaleza. Por eso el burgués quema hoy por hereje o cuelga por criminal a quien pasado mañana ha de levantar estatuas.

EL HOMBRE VERDADERO, NI LOBO NI BURGUÉS


Nacimiento significa desunión del todo, significa limitación, apartamiento de Dios, penosa reencarnación. Vuelta al todo, anulación de la dolorosa individualidad, llegar a ser Dios quiere decir: haber ensanchado tanto el alma que pueda volver a comprender nuevamente al todo.

No se trata aquí del hombre que conoce la escuela, la economía política ni la estadística, ni del hombre que a millones anda por la calle y que no tienen más importancia que la arena o que la espuma de los mares: da lo mismo un par de millones más o menos; son materia nada más.

No, nosotros hablamos aquí del hombre en sentido elevado, del término del largo camino de la encarnación humana, del hombre verdaderamente regio, de los inmortales. El genio no es tan raro como quiere antojársenos con frecuencia; claro que tampoco es tan frecuente, como se figuran las historias literarias y la historia universal y hasta los periódicos.

El lobo estepario, a nuestro juicio, sería genio bastante para intentar la aventura de la encarnación humana, en lugar de sacar a colación lastimeramente, a cada dificultad, su estúpido lobo estepario.

A VECES EL LOBO ES NUESTRA MEJOR PARTE

Que hombres de tales posibilidades salgan del paso con lobos esteparios y “hay viviendo dos almas en mi pecho”, es tan extraño y entristecedor como que muestren con frecuencia aquella afición cobarde a lo burgués. Un hombre capaz de comprender a Buda, un hombre que tiene noción de los cielos y abismos de la naturaleza humana, no debería vivir en un mundo en el que dominan el sentido común, la democracia y la educación burguesa.

Sólo por cobardía sigue viviendo en él, y cuando sus dimensiones le oprimen, cuando la angosta celda de burgués le resulta demasiado estrecha, entonces se lo apunta a la cuenta del “lobo” y no quiere enterarse de que a veces el lobo es su parte mejor. A todo lo fiero dentro de sí lo llama lobo y lo tiene por malo, por peligroso, por terror de los burgueses; pero él, que cree, sin embargo, ser un artista y tener sentidos delicados, no es capaz de ver que fuera del lobo, detrás del lobo, viven otras muchas cosas en su interior; que no es lobo todo lo que muerde; que allí habitan además zorro, dragón, tigre, mono y ave del paraíso.

Y que todo este mundo, este completo edén de miles de seres, terribles y lindos, grandes y pequeños, fuertes y delicados, es ahogado y apresado por el mito del lobo, lo mismo que el verdadero hombre que hay en él es ahogado y preso por la apariencia de hombre, por el burgués.

LAS MIL FLORES DEL ALMA HUMANA


Imagínese un jardín con cien clases de árboles, con mil variedad de flores, con cien especies de frutas y otros tantos géneros de hierbas. Pues bien: si el jardinero de este jardín no conoce otra diferenciación botánica que lo “comestible” y la “mala hierba”, entonces no sabrá que hacer con nueve décimas partes de su jardín, arrancará las flores más encantadoras, talará los árboles más nobles, o los odiará y mirará con malos ojos. Así hace el lobo estepario con las mil flores de su alma.

Lo que no cabe en las casillas de “hombre” o de “lobo”, ni lo mira siquiera. ¡Y qué de cosas no clasifica como “hombre”! Todo lo cobarde, todo lo simio, todo lo estúpido y minúsculo, como no sea muy directamente lobuno, lo cuenta al lado del “hombre”, así como atribuye al lobo todo lo fuerte y noble sólo porque aún no ha conseguido dominarlo.

HERMANN HESSE, El lobo estepario, traducción de Manuel Manzanares, Alianza Editorial.
Web Original
Volver arriba Ir abajo
http://estudiante-uader.foroactivo.com
 
EL HOMBRE BURGUÉS Y EL LOBO ESTEPARIO, por Hermann Hesse
Volver arriba 
Página 1 de 1.
 Temas similares
-
» El Lobo

Permisos de este foro:No puedes responder a temas en este foro.
Estudiantes :: Off-Topic :: Comunidad-
Cambiar a: